miércoles, agosto 20, 2008

Asfixia

"--Hago esto, esto, porque es agradable-- dice, y se abotona la blusa--. A lo mejor no sé por qué lo hago en realidad. En cierta forma, es la razón de que ejecuten a los asesinos. Porque una vez que has cruzado ciertas líneas, nunca dejas de cruzarlas."
Chuck Palahniuk




La historia parece descabellada: Victor Mancini abandona la facultad de medicina y decide ganarse la vida y el dinero para pagar los tratamientos médicos de su madre entrando a restaurantes para fingir que se asfixia con la comida, contando con que en los restaurantes siempre hay alguien que está dispuesto a "salvarlo". Después de la maniobra de Heimlich, vienen las cartas y el dinero.
Así explica el propio Victor su Modus Operandi:

"Si alguien te salva la vida te va a querer siempre. Es como si te convirtieras en su hijo. Durante el resto de su vida esa persona me escribirá. Me enviará tarjetas en los aniversarios. Felicitaciones de cumpleaños. Es deprimente ver a cuanta gente se le ocurre la misma idea. Te llaman por teléfono. Para saber si estás bien. Para ver si tal vez necesitas que te animen. O si te hace falta dinero."

-Descabellada- no es la palabra adecuada pero es la primera palabra que viene a la mente.

Algunos personajes, sin embargo, son memorables. La vieja Ida y su extraña forma de pelear contra el sistema, el mocoso Victor que no tiene infancia por culpa de su madre y por el que solo podemos sentir una extraña combinación entre ternura y lastima, el tierno perdedor que parece no cumplir las condiciones que se exigen para vivir en este mundo.
Ese último personaje, Denny, se me antoja fascinante. Es como un Spud (Véase: Trainspotting de Irvine Welsh) reinventado: Esta vez su droga preferida es la masturbación. Y digo que es fascinante precisamente porque aunque lo creemos incapaz, torpe e inadaptado; linea tras linea, nos va demostrando que no es tan estúpido, que somos unos prejuiciados, que hay una serena e inexpugnable sabiduría en su interior que nos trasciende a todos (incluso a él), que su interior está hecho de un material suave y a la vez irrompible.

El talento para contar historias de Palahniuk se hace evidente en esta novela corta y si uno se fija con cuidado, nota en ciertos apartes de asfixia un cierto tufillo de crónica. Palahniuk vuelve a adentrarnos en ese extraño mundo de los grupos de ayuda y además (Uno quiere creerle) trata de regalarnos un vistazo a la mente de los adictos, de los Junkies, de los que se rasgan los bolsillos de los pantalones para poder masturbarse en público y pasar desapercibidos.
Esta novela es un Trainspotting hecho a la medida del americano promedio y acá el Hobbie estúpido no consiste en divisar trenes y la forma de escapar del mundo y de sus trampas no viene inyectada vía intravenosa sino a través de una buena inyección de carne, a través de un pajazo, a través de un polvo furtivo en el closet de algún edificio público.
Escuchamos atentamente la voz de Palahniuk porque sabemos que nos habla sobre desgracias verdaderas, sobre desgracias posibles, sobre la juventud que se descarta y se pierde. Y aunque pensemos que la historia de Asfixia es descabellada y aunque realmente lo sea, sabemos que esta es una de esas novelas que toma la realidad y le da una o dos vueltas de tuerca para enseñarnos, con éxito, algunas cosas sobre la forma en que funciona este mundo; para reafirmar en nuestras mentes la convicción de que la realidad, una vez cruzadas ciertas líneas, una vez llevada a los extremos, puede tornarse mucho más extraña que la ficción.


3 comentarios:

  1. Si en parte la use deliberadamente, ella hace parte de la historia, del juego infantil.
    Buena forma de comunicación.

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  2. Posiblemente si sigues la historia entenderás. De acuerdo, es efectiva. No, llegue a su blog por casualidad.

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  3. Gran y grata casualidad. Gracias a vos, igualmente sos bienvenido cuando quieras.
    Espero que las casualidades sean repetitivas.

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