sábado, julio 10, 2010

¿Cuanto es dos mas dos?

Lo peor de tener este corazón de metal
es que cuando alguien,
por fin,
se incrusta adentro,
uno requiere de sopletes y serruchos,
seguetas y taladros,
para desalojar al intruso.

Palabras que le atribuyo a un viejo marinero que conocí
alguna vez.


La Luna de Hace unas Noches





Hay un par de líneas que quiero escribir para no tener que pronunciar jamás.
No las tengo claras esta noche, así que me limitaré a intentar escapar de esta habitación concentrando la mirada en el punto más lejano que alcance a divisar desde mi balcón.
Planeo hacerlo varias veces y así, de mirada en mirada, espero llegar a un sitio en el que las horas pasen sin filo.

Se me ocurre ahora una ciudad con un lago,
en la que los libros gasten mis días,
y no haya nadie interesado en morder
mi corazón.

Podría escribirte, entre la incertidumbre,
unas líneas que se me antojasen más hermosas.
Sé que podría poner un par de ideas dulzonas,
una tras otra,
y apuntar a tu corazón,
para luego leer con atención
lo que digan tus ojos grandotes.

Pero lo siento.
No sé si estas horas largas me amargarán la noche.
ya no tengo energías para correr tras de ti,
o estremecer tus emociones,
No soy bueno para el arte de perseguir.
Me aterra la forma en que me miras a veces,
con ojos fríos como esta luna malvada que se asoma.
Ya me has visto correr despavorido.


-¿Quién le quita el aliento?
Pregunta la noche oscura.
-¿Quién le roba tus minutos, tus miradas, tus sonrisas?
Pregunta la luna redonda.
-¿Que nombre le pronuncia a su almohada?
Se ensañan las dos.


Es esta una noche llena de incertidumbres e iras domadas.
Y tú eres la reina de las incertidumbres.
Así que me quedaré al margen.
Y escaparé por ratos, en sueños, a un lugar lleno de certezas.
Yo sé que no hay caso hermosura:
Me fascinas.
Pero si supieras donde estamos parados,
no me lo dirías.



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