jueves, octubre 02, 2008

Error Humano

"Cuando llegamos a un límite de Tristeza --como el narrador de El club de la Lucha en su apartamento, o la narradora de Monstruos invisibles aislada por su cara bonita- destruimos nuestro nido encantador y nos obligamos a regresar al mundo exterior. En muchos sentidos, es así como se escribe una novela."
Chuck Palahniuk




Basta con leer algunas páginas de Palahniuk para entender por qué sus novelas se venden como pan caliente en las estanterías de las librerías más importantes del mundo. Es un escritor que no se guarda nada, que lo dice todo, que no intenta engañar a nadie.
Leyendo Error Humano uno se da cuenta de que Palahniuk entiende completamente el oficio de escribir; sabe, sin lugar a dudas, que lo más importante de todo este asunto es contar historias, que toda esa cháchara sobre -escribir- y ser un -escritor- es, primordialmente, una contingencia, una consecuencia inevitable de esa necesidad apremiante de contar historias.
Y es que para algunos, echar cuentos es la única forma de "conectar":

"Por si no os habéis dado cuenta, todos mis libros tratan de una persona solitaria que busca alguna forma de conectar con los demás", Dice Palahniuk sin remilgos, en la primera frase de Error Humano. Y es cierto: He leído pocos de sus libros, pero aparentemente el personaje típico de este Americano criado en un Trailer es alguien extremadamente solitario, alguien con un mundo interior sorprendente, aveces con un "nido encantador", que es empujado por su extrema tristeza solitaria hacia la gente, hacia el mundo exterior.

Error humano no es una novela. Es, según los reseñistas, un compendio de crónicas, retratos de estrellas e historias íntimas del autor. Y me valgo de esa afirmación para insistir en algo: Lo que escribe Palahniuk -sea una novela o un relato corto- casi siempre tiene un tufillo a crónica; cada vez que leo uno de sus libros me lo puedo imaginar escudriñando en una sesión de un grupo de apoyo, viajando a un pueblito perdido en el oeste de los Estados Unidos, reuniéndose con la gente de los bajos fondos, usando la herramienta más valiosa de un escritor: Su curiosidad. Todo lo anterior con el fin de construir una historia, de lograr un buen relato, porque -nuevamente- lo más importante de todo este asunto son las historias. Contar buenas historias.



Escribe: " Vivimos nuestras vidas basándonos en historias. Historias sobre ser irlandés o ser negro. Sobre trabajar duro o inyectarse heroína. Ser hombre o mujer. Y nos pasamos la vida buscando pruebas -datos y testimonios- que apoyen nuestras historias. Como escritor, uno reconoce esa parte de la naturaleza humana."


Error Humano, a propósito, está lleno de un montón de historias entrañables. Terminé de leerlo hace unos cuatro meses y todavía recuerdo con cariño una crónica sobre la vida subacuática de los tripulantes de un Submarino de combate titulada en español: "Gente en Conserva" . Es una crónica (Como toda la crónica de este autor) que no se desgasta en detalles técnicos nimios e innecesarios, que no nos cansa porque no es agobiantemente exhaustiva (aveces falla por escueta) ni nos llena de detalles que no nos interesan. Tampoco, claro está, se desboca en efectismos sensibleros, como cuando revela sin mucha ceremonia que el encargado del almacén del submarino escribe un diario de sus larguísimos días de encierro en el fondo del mar para "leérselo más tarde a su mujer, mientras ella le lee el suyo a él". Así es la literatura que escribe Palahniuk (Repito) es una literatura que parece empeñada en demostrarnos que la realidad puede superar a la ficción:



"Para Hacer el Louisiana más hogareño, el teniente Smith se trae café en grano de Gevalia, un molinillo y una máqina de expresso. Otros miembros de la tripulación se traen las toallas de casa y fotografías para pegar con cinta adhesiva en la parte inferior de la litera de encima de la suya. Montroy se trae sus treina cedés favoritos. Se traen grabaciones en vídeo de la vida en casa. Un miembro de la tripulación trae una funda de almohada de Scooby-Doo. Muchos se traen sus propias colchas y mantas."


Otras crónicas incluídas en "Error Humano", como aquella que relata un certamen de guerra de cosechadoras en algún pueblo gringo, aunque aburridas (Hay en el libro historias que no son entretenidas) demuestran la vocación de contador de historias de Chuch Palahniuk, a quien aconsejo -encarecidamente- como lectura para entretener la mente, para pensar. Y digo que lo aconsejo, por libros como "Error Humano" en los que desmitifica la idea de que el proceso de creación literaria está mediado por la magia, por la intervención divina, por la inspiración de una musa, por la extrema genialidad del escritor. No señores: Palahniuk (A diferencia de muchos escritores mentirosos) se atreve a confesarnos que una buena historia no es tanto el producto de un chispazo de genialidad, de una sublime inspiración o de una sofisticada elaboración filosófica; que una buena historia es algo casi accidental, que casi siempre se parece mucho a -la vida-, a -la realidad- ; que las buenas historias flotan por ahí en el aire para que alguien con la vocación adecuada las atrape o las imagine y (en el caso de Palahniuk) las escriba con una escalofriante precisión.

El siguiente párrafo me parece una confesión preciosa en ese sentido:

"Antes de escribir El Club de la Lucha (En Colombia "el club de la Pelea") yo trabajaba como voluntario en una residencia benéfica para enfermos terminales. Mi trabajo consistía en llevar a gente en coche a citas y reuniones de grupos de apoyo. Allí me sentaba con otra gente en el sótano de una iglesia para comparar síntomas y hacer ejercicios New Age. Aquellas reuniones resultaban incómodas porque no importaba lo mucho que yo intentara esconderme, la gente siempre daba por sentado que yo tenía la misma enfermedad que ellos. Así que empecé a contarme a mí mismo la historia de un tipo que iba a las reuniones de grupos de apoyo para enfermos terminales para tolerar mejor la falta de sentido de su vida".



Nota: Para recordar y releer mil veces: La introducción (Ficción o realidad) y el ¿Homenaje? a Ira Levin: "Querido señor Levin".

1 comentario:

  1. ¡Buenísimo Palahniuk! He dado mil vueltas por librerías de toda Bogotá y en ninguna he encontrado libros suyos.

    La reseña también está chévere.

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